sábado, 21 de noviembre de 2009

Aprovechar el relevo

Transcurridos cuarenta y ocho noviembres desde la creación de los primeros Consejos Voluntarios Deportivos por parte del Comandante en Jefe Fidel Castro, aquél día 19 del año 1961, arribamos a una nueva jornada nacional de la Cultura Física y el Deporte.

Aquella fecha, quizá para muchos lejana en la memoria, fue cuando por vez primera el pueblo cubano practicó a sus anchas cualquier actividad física, en consecuencia con el principio del deporte como derecho del pueblo. Debido a esto, el deporte en Cuba comenzó a despertar pasiones, y trajo incontables alegrías hasta el presente.

Hoy conocemos que el relevo está garantizado, con más de 700 000 atletas potenciales entre los cinco y los nueve años de edad, de donde saldrán quienes nos representarán en los Juegos Olímpicos del año 2028.

Ellos constituyen el grueso de estudiantes de enseñanza primaria, donde los buscadores de talentos tienen su principal caldo de cultivo. De ahí la necesidad de no descuidarlos ni por un momento, pues si bien es vital la atención a los atletas juveniles y de alto rendimiento, no se pude negar que es imposible construir un sólido edificio donde los cimientos sean endebles.

Por eso es tan necesario el rescate de cada área deportiva, el cuidado de cada implemento, y la superación constante de las decenas de miles de profesionales vinculados a esta actividad.

No basta —y así lo demostró la recién finalizada Convención Internacional de Actividad Física y Deportes—, con realizar la Educación Física reglamentaria de acuerdo con el plan de clases.

Es necesario rescatar la práctica de todos los deportes posibles a este nivel elemental, pues de la masividad es de donde surgen los campeones.
Quien suscribe este artículo practicó en la niñez deportes como el béisbol y el voleibol, sin contar los intentos infructuosos en la natación. Cada inicio de curso esperábamos con ansiedad la aparición de los «profes» deportivos con el sueño de vernos algún día convertidos en Juantorena, Stevenson o Kindelán. Y luego de seleccionar nuestro deporte, salíamos en tromba hacia las diversas instalaciones al término de la jornada docente, prestos a dedicar nuestras fuerzas de infante para creernos campeones olímpicos.

Sin embargo, muchas veces esta nueva generación se limita a las horas obligatorias de Educación Física, y los niños no «se apuntan» en ningún deporte en su área comunitaria más cercana, ocupada en ocasiones por aquellos que deciden por su cuenta estirar un poco los músculos. ¿Dónde están aquellos profes?

Ya sé que muchos esgrimirán que no contamos con los mismos recursos de mis años primarios, pero no podemos sentarnos a esperar el día en que tengamos los medios con que contábamos hace 20 años.

En un mundo donde el deporte pasó de ser práctica física a una pirotécnica actividad comercial, el presente exige respuestas rápidas e inteligentes.

Contemos con lo que tengamos a mano. No creo sea difícil lograrlo. Si no recuerde a esos que desembarcaron con el Cerro Pelado, que sin quitarse el salitre del camino, dieron una lección de maestría deportiva.

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